Por el Camino Francés de León

Por el Camino Francés de LeónCuando se deja atrás la Maragatería, se sube al puerto de Foncebadón antes de llegar a la planicie de El Bierzo



Donde unos encantadores pueblecitos te reciben con un fastuoso paisaje rústico 



En la cima del puerto de Foncebadón, El Camino Francés llega a su techo en la Cruz de Ferro, clavada a 1.500 metros de altitud



Y nos regala unas vistas impresionantes



Cruz de Ferro, sobre la que los peregrinos deberían dejar piedras traídas de su lugar de origen, aunque la mayoría dejan "basurilla" y sobre todo piedras con todo tipo de mensajes escritos



Ermita de Santiago, junto a la Cruz



Reloj analemático del peregrino



Puesta de sol en El Camino



Manjarín, gracias al refugio templario del peregrino, junto a la carretera, se mantiene el mínimo pueblo y no cae en la despoblación



El Acebo de San Miguel, Casitas de piedra con tejados de pizarra, puerta de la mítica comarca del Bierzo



Iglesia parroquial de San Miguel



La espadaña con dos campanas, una de ellas llamada de Santa Barbara, que solo se hacía sonar en grandes tormentas y tempestades para alejarlas



Ermita de San Roque 



La escuela y Junta Vecinal de El Acebo



Calle principal, con casas que exhiben la arquitectura popular típica de la zona con tejados de pizarra y balcones de madera



Riego de Ambrós, un pequeño pueblo enclavado en la falda del monte Irago, en medio de un hermoso entorno natural



Cubierto por verdes prados, campos hortofrutícolas y ganadería tradicional, el lugar se circunda con un barranco cubierto por grandes castaños



Las construcciones siguen los patrones de la arquitectura popular típica del Bierzo



Ya se le cita en el s. XII, como Riego de Ambroz, apellido que se debe al señor feudal a quien pertenecía el lugar



En la Edad Media el pueblo tuvo gran importancia en el Camino ya que había un hospital de peregrinos



Desde entonces y hasta hoy se mantienen las casas con la piedra y construcción tradicional, con balcones de madera ...



... E incluso escaleras exteriores



Gracias al trasiego de peregrinos se puede mantener esta preciosidad de pueblo



Parroquia de Santa María Magdalena, del s. XVI



Ermita de San Sebastián, del s. XIV






Compludo, se halla e uno de los valles que mejor combina la naturaleza con la historia, de gran belleza paisajística y exuberante vegetación



Fue la Compleutica prerromana, la Complutum de los romanos y cuna del monacato español. Hoy se presenta como la Quietud del caminante



Fue el lugar elegido para la fundación del primer monasterio que daría vida a la Tebaida Berciana



El valle se nos presenta como un paraíso para los amantes de la naturaleza, pero en él descansan los recuerdos de su importante historia. Historia que se remonta a antes de la llegada del Imperio Romano



Civilización que dejó muestra de su paso por estas tierras con los restos de diferentes explotaciones auríferas. Evolución que llego a su punto álgido con el nacimiento de la Tebaida Berciana



Término acuñado por la literatura romántica del siglo XIX para designar a una subcomarca montañosa de El Bierzo



Este pueblo además de bendecido por bellos paisajes, posee una espiritualidad, un componente esotérico o un poder energético que dotan a este lugar de magia y paz



Tierra de Santo abad Fructuoso, de sangre real goda, padre de los monjes visigodos, fundador de 9 monasterios, organizador de vida monástica, peregrino de Dios y obispo de Dumio



El Cenobio del que solo queda el solar, fue fundado en el año 614. En él vivieron S. Valerio y otros ilustres. Dotado por el rey Chindasvisto y su esposa Reciberga en el año 646



Su aislamiento secular ha permitido conservar algunas de las representaciones más importantes de la arquitectura popular berciana. Bellas casas construidas con piedra, techos de pizarra y balconadas de madera



Iglesia parroquial de San Justo y San Pasto s. XVI



Pero sin duda alguna el monumento más importante que guarda Compludo es la herrería



Declarada Monumento Nacional en 1968 sus orígenes nos están muy claros. Algunos la sitúan en la misma época del monasterio de San Fructuoso, otros la acercan más en el tiempo, concretamente al s. XIX



Pero lo que si esta claro es que se trata de una maravilla de la ingeniería hidráulica



Un gran martillo pilón o mazo es movido aprovechando la energía generada por el agua para moldear al hierro previamente calentado al fuego y que todavía hoy esta en funcionamiento



Se conservan la parte del mazo, movido por una rueda hidráulica, y la fragua con trompa catalana, a la que inyecta aire según el principio de Venturi



Es la única de la Comarca que se mantiene en funcionamiento y te muestra la realidad de la actividad siderúrgica en la Edad Media



Molinaseca, un sugestivo pueblo con sabor a medievo y senda viajera, que ocupa un fértil valle repleto de frutales, prados y huertas, surcado por el río Meruelo



Ermita de San Roque hoy transformada en albergue de peregrinos



Iglesia de San Nicolás de Bari. Se levanta majestuosa sobre una loma dominando la villa



Santuario de Nuestra Señora de las Angustias. Desde el s. XI donde en este mismo lugar había una capilla, se ha mantenido como lugar de devoción y de honda tradición en el Camino



Puente Romano o Puente de los Peregrinos, se encuentra al este de la localidad, por él llegan a Molinaseca los miles de peregrinos que por aquí pasan



Puente de sillería con siete bóvedas de luces



Calle Real, principal arteria de la población y coincide con el Camino de Santiago a su paso por Molinaseca. Abarca desde el puente romano hasta el Crucero del Santo Cristo



La peregrinación jacobea se estableció en la Edad Media, y supuso un aceleramiento en el crecimiento económico y urbanístico que perduró hasta el s. XVI, momento en que se produce un estancamiento que se prolonga hasta el s. XIX que se retoma



Plaza de García Rey. Antiguamente había en esta plaza dos hornos comunales y en la actualidad se ubica el actual Ayuntamiento



Casa nobiliaria Cangas y Pambley



Crucero del Santo Cristo, un bello motivo jacobeo al final de la calle Real. Se levanta sobre un pedestal de planta cuadrada y cuatro escalones de granito



 Monolito que conmemora el hermanamiento entre la Ruta Jacobea y el camino japonés del Shikoku Henro. Realizado en granito, fue un regalo de la delegación japonesa de la región insular de Shikoku a Molinaseca


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