Broto, un municipio que está enclavado en la comarca del Sobrarbe de Huesca, en pleno corazón del Pirineo Aragonés, con una belleza natural e historia increíbles
Broto y todo su valle, son muestra de una tenaz lucha por defender su libertad para gobernar sus asuntos y los escasos recursos que le proporcionaba su economía de montaña
Junto al Río Ara, es un mirador de la impresionante montaña del Mondarruego
La carretera que pasa por Broto es la avenida de Ordesa, vía urbana principal del pueblo, separa el pueblo en dos barrios, La Cruz y Los Porches
Los dos barrios, a ambos lados del río Ara, estaban unidos por un puente gótico del s. XVI, destruido durante la Guerra Civil
Junto al cual se encuentra la Casa del Valle, con su torre-cárcel adosada, del s. XVI
Broto es una magnífica muestra de la arquitectura popular de la comarca de Sobrarbe
Con sus casas de tejados de losa parda, coronados por la poderosa chimenea aragonesa
Al abrigo de sus recias torres, como esta, a un tiempo castillo y campanario
Y muros de piedra curtida por el sol, en los que abundan las puertas y ventanas labradas y los escudos señoriales
La iglesia de San Pedro Apóstol, del s. XVI, de transición del gótico aragonés al renacimiento, destaca por su torre defensiva almenada y pórtico con cinco arquivoltas
Pasaje barrio La Cruz
Puente románico camino de Oto sobre el Barranco del Sorrosal
Un entorno destacable en Broto es la cascada del Sorrosal, que baja cargada y furiosa con el agua del deshielo del río Ara, una verdadera obra de arte generada por la acción de dos grandes escultores: un glaciar y un torrente
Las formas geométricas de la roca junto al ruido del agua llegan a convertir el lugar en algo hipnótico y atrayente
El entorno de la cascada es el inicio de una vía ferrata, en un anfiteatro natural lleno de historia geológica
El río Ara, en su tramo alto transcurre por un entorno bellísimo, el valle de Bujaruelo
La Orden de San Juan de Jerusalén se estableció en el Valle de Broto en el siglo XII, con la función de auxiliar a los peregrinos y proteger la ruta que entraba desde Gavarnie (Francia) por el puerto de Bujaruelo
De las construcciones que hizo esta Orden de los Hospitalarios, solo se conservan el magnífico puente medieval y las ruinas de la iglesia y hospital
En el entorno del puente románico se ofrecen infinitas posibilidades para el senderismo, nosotros vamos a hacer la que va al puente de Oncins, remontando el río
En esta zona periférica de protección ornitológica, la naturaleza se muestra espléndida al cruzar la pasarela del barranco Sandaruelo
La ruta se acerca y se separa del río, sobre praderas con grandes bojes, tejos y serbales
Además es un importante enclave ganadero por su abundancia de pastos
Tras una suave subida por prados y rodales arbóreos llegamos al puente de Oncins para volver a cruzar el Ara, que se muestra encauzado, profundo y cristalino
Ya descendiendo, siguiendo el cauce encontramos la fuente de La Femalla, al lado de la pista que sube al valle de Otal
Entre las rocas de las empinadas laderas que circundan el valle, entre los fresnos, arces y algún abeto, se ven varios torrentes de agua
En tan idílico ambiente, no es raro ver que se aprovechen las posibilidades paisajísticas
Al ser una ruta circular, la llegada es de nuevo a San Nicolás de Bujaruelo, con una perspectiva más bella si cabe
Los impresionantes bosques de Bujaruelo sirven de refugio para numerosas especies amenazadas como el quebrantahuesos, el urogallo o la perdiz nival
Un reportaje de cachirulo por la región de donde es, un lugar maravilloso sera por eso que me guste tanto la montaña.
ResponderEliminarSaludos.