Calaceite es capital cultural de la Comarca Turolense del Matarraña, una zona con influencias de catalanes y valencianos, que han creado unas costumbres, historias y paisajes capaz de sorprender, está a medio camino entre el Mediterráneo y el interior de la península.
La fortaleza árabe que coronó el cerro donde se asienta Calaceite, le dio su nombre. Qal’at Zayd (Castillo de los Zayd), notable familia que se estableció en estas fértiles tierras, nada que ver con el aceite, aunque por aquí se produce mucho y muy bueno
La población de Calaceite es uno de los conjuntos urbanos mejor conservados del Matarraña, con numerosas casas señoriales, capillas, ermitas y portales
Portal y Capilla de San Antonio. El portal de Orta, llamado así porque a él llegaba el camino de la vecina población de Horta de Sant Joan, es uno de los dos portales de la antigua muralla que aún se conservan en la actualidad de los cuatro que cerraban la villa cuando ésta estaba amurallada
La cúpula, con grabados hortícolas
El portal está constituido por cuatro arcos y tiene bóveda de arista
En el s. XVIII se construyó encima la Capilla de San Antonio de Padua. Esta curiosa combinación arquitectónica en la que un elemento defensivo es reciclado para un uso religioso es uno de los caracteres singulares del patrimonio monumental de la comarca
Durante los siglos XVIII y XIX hubo un período de eclosión arquitectónica como indicio de prosperidad económica, debido al cultivo del olivo del que Calaceite ha sido históricamente máximo productor de la zona
Plaza de España. El centro se articula en torno a esta plaza. De este núcleo parten tres calles principales que atraviesan la población y que conectan con las capillas-portales
Calaceite tiene un gran valor y belleza arquitectónicas. Su casco urbano fue declarado en 1973 Conjunto de Interés Histórico Artístico y en Bien de Interés Cultural
Iglesia Parroquial de la Asunción donde destacan la torre y la fachada con tres puertas, de las que sobresale la principal a modo de retablo con las columnas salomónicas y las pilastras características del barroco y los impresionantes clavos de forja de la puerta.
Planta de salón con tres naves de la misma altura, lo cual da una sensación de gran amplitud en el interior. El año 2001 el templo fue declarado Bien de Interés Cultural
La calle de Maella es una de las más significativas del núcleo histórico de Calaceite. Es, de hecho, la calle más señorial, por la arquitectura de sus edificios, de todas las que forman el recorrido del núcleo antiguo.
En la planta baja del ayuntamiento, se sitúa la lonja y la antigua cárcel, que hay que visitar, está incluida en la Ruta de las Cárceles del Mezquín-Matarraña
El recorrido por sus calles es proclive a encontrar rincones de singular belleza
Aunque en algunos sitios las "mejoras" se alejan del "sabor" y vetusto pasado, no deja de tener imágenes de fascinante hechizo
El eje de la vida de Calaceite estaba en de los porches de la Plaza, se realizaba el mercado de carne, pescado y textil... También era el lugar de reunión de la vecindad en asamblea municipal y donde el Justicia realizaba sus juicios a la vista de todos
Plaza de los artistas. En reconocimiento a todos los artistas e intelectuales que han confluido y confluyen en esta población, se erigió esta plaza en 1999.
Casa natal, museo de Juan Cabré. Juan Cabré Aguiló nació en esta casa de Calaceite en 1882. Fue uno de los pioneros de la arqueología moderna española, descubridor de algunos poblados íberos y pinturas rupestres dentro del conocido Arte Levantino
Portal y Capilla de la Virgen del Pilar. Uno de los cuatro portales de la muralla que cerraba el contorno de la villa. En el s. XVIII, se construyó encima una capilla dedicada a la Virgen del Pilar, con la que cambió su función defensiva por otra eminentemente religiosa
También llamado de Maella. Se trata de uno de los portales más complejos arquitectónicamente de la comarca, se ubica sobre un terreno inclinado y cada fachada es diferente a las otras. Hasta 8 calles confluyen en estos 4 arcos
A tan solo 2 Km. del pueblo podemos (y debemos) visitar uno de los antiguos poblados ibéricos y observar una de las mejores vistas del Matarraña y de los Puertos
Los poblados ibéricos abundantes en el entorno de Calaceite, quedaron destruidos en el período de romanización del país.
Aunque alguno, como este de San Antonio, conservan la silueta de su estructuración y nos hace fácil imaginar como vivían nuestros ancestros
Viviendas de hasta dos alturas, aterrazadas en la ladera que mira a oriente
En el poblado podemos observar el trazado de las calles y de las edificaciones en donde desarrollaron su vida los pobladores de los siglos V-IV y III antes de Cristo
Una pequeña ermita dedicada a San Antonio, ubicada en el mismo cerro en el que se emplaza el yacimiento íbero da nombre a este poblado
Una robusta construcción de estilo barroco de grandes dimensiones con paredes de sillería, asoma en la colina vecina a la cual hay que acercarse
Se trata de la ermita de San Cristóbal. El edificio actual es del siglo XVIII, pero la devoción de Calaceite a San Cristóbal se remonta, al s. XIV en que se encuentra documentado el topónimo del “puch de san cristoval” referido a este cerro
La ermita y el santo han sido motivo de muchos dichos de la literatura popular de la población. A los pequeños se les decía que los niños vienen de la ermita de San Cristóbal y las niñas de otra ermita de la población, la de Santa Ana.
Vista desde el cerro de S. Cristobal, se aprecia la población, cuyo caserío se levanta en la falda de un mínimo cerro. En el conjunto sobresale su monumental iglesia.